lunes, 3 de agosto de 2009

TorturaClub

A mí no me gusta ni el gimansio, ni correr, ni andar en bicileta, ni levantar pesas, ni hacer abdominales, ni hacer espinales, ni subirme al escalador ni hacer streching ni la actividad física en general.
Algunos porque me marean (el escalador), otros me hacen ver las estrellas por el dolor de la espalda (espinales) y otros simplemente me parecen una estupidez, como correr o andar en bicicleta fija durante putos 45 minutos.

Sin embargo, voy al gimnasio casi todos los días, por indicación médica.

Lo único que más o menos me copó en mi vida en materia de deporte es el tenis, al cual hace 2 años le empecé a re-agarrar el gustito luego de sufrir a los 9 años por ser gordito y solo transpirar sin haber tocado una sola pelota en la clase entera.
Sin embargo, es lo primero que el Dr. me prohíbe cada vez que tengo algo en las rodillas, en los tobillos, en la espalda o hasta cuando tengo acidez.
Me parece que está empecinado en frustrar mi carrera.

Ahora estoy en etapa NO-TENIS + CAMINAR-TODOS-LOS-DIAS + TOMAR-VITAMINAS, mientras me termino de hacer estudios.

La rutina entonces implica salir de la oficina un poquito antes de las 2, llegar al gimnasio apenitas pasando las 2, cambiarme a los pedos pero sin ganas mientras la manada está saliendo de sus clases top y el olor es insoportable.
Dejo el traje, el pullover, el sobretodo, la mochila, la corbata, la camisa, el reloj, el teléfono y la dignidad en el vestuario a cambio de la radio y una botella de agua (a $5 la botella, eh!).

Como el vestuario está en el subsuelo (así tiene más olor a asco de lo que podría tener en el primer piso), hay que subir un piso para acceder al gimnasio y subir uno más para las máquinas aeróbicas (parece que no garpa ver en la vidriera de la PB a gorditos en bicicletas fijas leyendo a Paula Coelho).

Elijo la máquina más alejada posible del resto de la gente, elongo y camino ligerito 45 aburridísimos minutos.

Vuelvo a elongar para prepararme, ahora sí, para la tortura.

Volver a ese vestuario infesto para deshacer mis pasos y salir de nuevo al mundo real vestido de una persona normal de traje y corbata para afrontar lo que queda del día.

Llego a ese infierno de hedor y vapor con menos transpiración que cuando empecé, pero con más que la tolerable para ponerme el traje sin bañarme y salir como si nada.
Entonces, me tengo que bañar.
Apunto a mi percha y mi mochila, me agarro una toalla del mostrador y a elegir un banco bien lejos de otros seres humanos.

En el vestuario hay 14 bancos (los conté hoy).
Cada uno tiene 2 lados.
Si fuera necesario, podría haber 2 personas por lado de banco, con lo cual el vestuario tiene lugar suficiente para albergar a 56 semi-deportistas en simultáneo.

A eso de las 3 de la tarde, cuando yo me baño, no suele haber ni diez.
Cómo se explica entonces que siempre que vuelvo de bañarme tengo que agarrar mis cosas y cambiarme porque alguien se sentó al lado, en el banco más cercano o en el otro lado del mismo banco?
Es pelotuda la gente?
No le da asco estar en pelotas al lado de otro tipo en pelotas, que encima soy yo?

Como a mi sí me da asco, me cambio.
Quedo como un asqueroso, sí, pero lo prefiero.

Antes pensaba que un vestuario así era una fiesta para un gay, que era como si a mí me dejaran cambiarme en un vestuario de Sritas. que se pasean en culo y tetas antes o después de hacer un poquito de gimnasia.
Ahora caí que debe ser más parecido a que el vestuario de Sritas., esté repleto de mi abuela y las "chicas" post clase de Aqua Gym.

Me cambio lo más rápido posible, aguanto la respiración cuando pasa al lado alguno muy asqueroso y corro a respirar un poco de aire puro a la avenida del Microcentro a donde da la válvula de escape de este club de la tortura.

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