domingo, 7 de septiembre de 2008

Instinto de cazador

Que deleite, ver al mozo acercarse y desde lejos adivinar que se equivocó con algo de lo que pedimos o que se olvidó de lo último que elegimos.

...

Y justo ahí, cuando nos empezamos a frotar las manos y los colmillos empiezan a babear, se clava en su camino, mira hacia la bandeja sabiendo que algo no está bien y vuelve sobre sus pasos hacia la cocina.

Ahora, cuando vuelve a salir, la gaseosa sí es light como debería, el queso de rallar al lado de las pastas está donde antes había un hueco y cambió mágicamente las papas fritas por puré de papas.


Será la próxima, maldito afortunado.
Tal vez haya que disimular un poco el apetito de sangre de mozo y la respiración agitada...

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lunes, 1 de septiembre de 2008

Apagón socialista

El edificio es bastante alto. Tiene 4 niveles de estacionamiento y recién después empiezan los pisos de oficinas, que llegan hasta el 26. En el 27 hay un comedor para gente top.
Y ahí estaba yo comiendo, piso 27, cuando las luces empiezan a bajar su tensión...
Cara de preocupación en mí, concentración en el pollo al strogonoff de mi compañero.
Mientras las luces bajan un poco más. Suben. Bajan. Suben.
Se corta la luz

"Qué bueno, el aire me estaba matando", fue lo primero que se me vino a la mente.
Lo segundo, inmediatamente después, fue "idiota, estás en el piso 27 y no hay luz, sabés que vas a tener que bajar por escalera?". La felicidad duró poquísimo.

Un corte de luz siempre se percibe gradualmente: primero pienso que es solo que se quemó una lamparita arriba mío, después es el piso entero, después puede ser que sea el edificio pero si enfrente no hay luz ya parece más grave.

Cuando el tipo de la mesa de al lado cortó el teléfono y le dijo a quien tenía enfrente, entre sandías y melones (porque ya estaba por la ensalada de frutas) "es a nivel nacional", me preocupé un toque.

Primero me preocupé por mi familia, por mis amigos, mi novia y pensé en llamarlos.

Cuando me di cuenta que "a nivel nacional" se refería a Venezuela y no a Argentina, me tranquilicé un poco.
Cuando me di cuenta que yo sí estaba en Venezuela, me volví a preocupar.

Breve resúmen de la situación:
- Piso 27.
- Comiendo.
- En Venezuela.
- Sin luz.
O sea...

La primera vez que saqué la notebook de la oficina del país, quemé la placa de red a los 15 minutos. Ahora la había dejado enchufada, mientras la luz amenazaba con volver con 550 volts y quemar todo a su paso.
"Pobre máquina, pobre Franco", pensé.
Ahí de nuevo: "idiota, estás en el piso 27 y no hay luz, sabés que vas a tener que bajar por escalera?". Pobre de mí, entonces. Me cago en Franco.

Llegamos al piso 20 por la escalera de emergencia. La secretaria nos ofreció usar el ascensor H, que estaba funcionando en modalidad de "Emergencia": implica bajar al 0 y después sube uno por uno a todos los pisos.
Lo pensé, eh. Era bajar 27 pisos en un ascensor en estado de "Emergencia", para después bancarme 19 pisos de abrir y cerrar las puertas para recién después llegar al piso donde quería ir.
Conclusión, llegamos al piso 20 por la escalera de emergencia.

Ya en el piso 20, el bendito invento llamado notebook nos permitía ser los únicos que sí podíamos seguir trabajando... salvo que estuviera out la red!. No, la red mágicamente andaba así que a seguir laburando.

Por suerte (?) media hora después se volvió a cortar la luz. Esta vez el corte duró bastante más pero volvió a volver la luz de nuevo otra vez.
Aproveché para hacer algunos viajes en ascensor que tenía pendientes y estando en el piso 23 escuché por los alto parlantes "SEÑORES ABANDONAR EL EDIFICIO UTILIZANDO LAS ESCALERAS". Así, sin porfavores ni nada. Una descortesía.

Breve resúmen de la situación:
- Piso 23.
- En Venezuela.
- Sin luz.
- "Evacuación".
O sea...

Un poco me desesperé, lo reconozco.

Tenía en la mano mi notebook (para los que la conocen, saben que pesa 5 kg) y el resto de mi equipaje estaba en el piso 20. También mi compañero.
Como un Silvester Stallone socialista tenía que llegar al piso 20, rescatar a mi compañero y huir del edificio antes de que se vuelva a cortar la luz, recuperé la compostura.

Cuando ví que todo mundo seguía como si nada, me propuse llegar al piso 20 por ascensor. Eso sí, para llamarlo toqué los botones con fuerza y energía: ya estaba cargado de adrenalina!!!. Como no venía, me fui en escalera.

Ya en el 20, cargado de adrenalina y un poco agitado (fueron 3 pisos y la escalera marea mucho) guardé todo y me dispuse a salir corriendo hasta Planta Baja.
Ahí, surgió otro problema: mi compañero, un poco más calvo, un poco más gordito, un poco más viejo, un poco más maltrecho que yo se sinceró "yo no llego abajo con la computadora y todo".

Breve resúmen de la situación:
- Piso 20.
- En Venezuela.
- Sin luz.
- "Evacuación".
- Mi computadora de 5 kg de un lado
- Mi compañero de 90 kg y su computadora de 5 kg del otro.
O sea...


Pensé en cargarlo al hombro y bajarlo a la PB pero cuando me acerqué a su entrepierna con mi hombro, para empezar la maniobra me increpó al grito de "a dónde vai, hueón!?".
Me di cuenta que su intención era que le lleve la computadora nomás.
Menos mal.

Arrancamos: eran 20 pisos, por escalera, con 2 computadoras de 5 kg cada una, más el cargador, más una caja de Havanna de 12 alfajores mixtos que traje de Argentina y que todavía no pude entregar. Con zapatos, traje, corbata.

La tarea no iba a ser fácil.

Cuando ya estábamos por el piso 6, empecé a relajarme. Bajar 6 pisos por escalera es algo fácil, no debería faltarme energía para ello.
En el piso 5 la mina que iba adelante mío le comentó a su gorda amiga: "Uh, faltan 10 pisos todavía!. 5 pisos + los 4 de estacionamiento y después Planta Baja".

Ahí me desmoroné.
Pensé en dejar todo ahí.
Pensé en volver a subir.
Pensé en salir a la ventana, gritar como una gorda para que los bomberos pongan su cama elástica y me agarren.
Pensé en que no había bomberos, porque nada se incendiaba.
Pensé en mi compañero.
Si el podía, yo tenía que poder.
Lo miré. No tenía cara de que todo vaya bien, y todavía no sabía que eran 10 los pisos que faltaban.
Tomé fuerzas de donde no tenía y volví a la marcha con todo para encarar los ahora 9 pisos restantes.

Cuando llegamos al segundo nivel de estacionamiento, mi compañero se dio cuenta del engaño y empezó a las puteadas. "Vamos que se puede, ya estamos" gritaba yo. La gente se empezaba a oir, los gritos de la calle ya se hacían escuchar.... no faltaba nada, ya estábamos en la calle.

Sí, cartel de PB, estamos, llegamos!!!!!

Ya era hora de aflojarse la corbata, de pasarle su computadora a mi compañero y de respirar el aire fresco.

La ciudad es un caos y ya 2 taxis a los que llamé para pedirles que atraviecen la ciudad, me pasen a buscar y me lleven de nuevo al hotel, me cortaron el teléfono riéndose a carcajadas... parece que no soy el único que se quiere volver.

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Hielo y chocolate

Cuando llego de la oficina a mi habitación del hotel, tengo una rutina bastante parecida: me saco el traje, acomodo las cosas de la oficina, voy al baño.
Si tengo tiempo, me tiro un ratito. Sino, me baño y salgo.

Siempre, pero siempre, pero todas las veces, cuando estoy en el baño tocan el timbre.


Pueden tocar el timbre por muchos motivos: porque se prende fuego el hotel, porque está lista la ropa que mandé a la lavandería, porque el hotel decidió regalarme una canasta con frutas... entre otras.

Siempre, pero siempre, pero todas las veces, es la estúpida que toca el timbre, abre la puerta y pregunta "Sr. desea hielo?. Chocolate?".

Qué le puedo contestar, todo agitado por haber salido rápido del baño para atenderla, todo agitado, asustado por el timbre, aterrado porque pensé que se prendía fuego el hotel y repasé rápidamente donde estaba mi pasaporte para agarrarlo y salir corriendo...


Nunca hace falta que le conteste nada.
Con la cara de culo que le pongo, alcanza y sobra.

Será que este hotel tiene cámaras y cuando ven que me meto en el baño me la mandan?

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