viernes, 20 de febrero de 2009

Incomodidad en el baño público

Hay muchas cosas incómodas en un baño público, entre las que se cuentan desde lavarse las manos dignamente (creanme) hasta tener un parto de trillizos (supongo), pero hay algo que supera cualquier situación: encontrarse con alguien conocido.

Qué hacemos si con esta persona no nos habíamos visto/saludado antes del encuentro?
Beso?
Apretón de manos?
Sinceramente cuando uno de los 2 está concentradamente tratando de no salpicar ni salpicarse, yo prefiero evitar las 2 opciones y me alcanza con un "Quétal" rapidito y ni siquiera hacer contacto visual.
Qué sé yo, tal vez sea timidez lo mío nomás...



Pero después, claro... Para algo entramos a ese baño, no? No fue para saludar a un conocido exactamente, más bien fue una necesidad interna y urgente la que nos llevó a ese recinto.
Recinto, que por algún motivo está lo más lejos posible y tiene paredes que lo separan de una oficina, un restaurant o hasta un estadio de fútbol.
Y es porque lo que uno hace ahí es privado, tal vez hasta vergonzoso.

Yo no sé Ud., pero a mí me da pudor tirarme un pedin delante de un conocido o meterme a un baño, cerrar la puerta y a pesar de que no nos vemos cara a cara hacer ruidos como si el cerro Tronador se hubiera mudado a Buenos Aires.


Bueno, de última no será la primera vez que uno se haga el boludo, se lave las manos o se peine y salga silbando bajito.


Y apretando los cantos...

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