El ser humano, en su afan de conquistar el mundo, inventó muchísimos dispositivos que en mayor o menor medida nos hacen la vida más agradable, más fácil, más duradera y/o más entretenida.
Pero solo hay uno, por sobre todos los demás, que hace que el mismo hombre experimente una sensación que hasta entonces solo otro ser humano podía hacerle sentir...
Ante la arbitraria dictadura del despertador, el snooze es quien negocia por nosotros unos nueve minutos más de descanso que solo podrán ser interrumpidos por otro salvaje golpe de ese engendro del demonio en forma de radio-reloj.
Pero quién nos quita lo bailado? Todos sabemos que en nueve minutos el sueño se termina y la pelea vuelve a empezar, pero si desarrollamos la técnica de la manera adecuada, lograremos que esos escasísimos 540 segundos de sueño sean más profundos que las últimas 7 horas que pasamos acostados.
Es cierto, no todo es de a 9 minutos en el mundo de los snooze. Hay quienes lo tienen de 10, otros de 8 y hasta conocí a una persona que lo tenía configurable. Esto último entiendo que puede ser una ventaja para alguien que recién comienza en el mundo del despertador con snooze y todavía no tiene el timing necesario: de otra manera, el cuerpo le pediría a gritos que lo ajuste en 9 exactos minutos.
Cuando no existía el snooze (o incluso ahora, los días donde la luz escasea o preferimos el irremplazable calor humano), hay pocas cosas tan agradables como que alguien se apiede de nosotros y nos conceda los "5 minutos más..." que rogamos entre sueños, mal aliento y peditos de sábana.
Todos sabemos que esos 5 minutos no son exactos, siempre terminan siendo casi 10 y nos van a obligar a apurar el baño, la afeitada, la lectura del diario viejo en el inodoro, la tostada o el café con leche que venga después... Pero quien se puede resistir a cambiar una levantada violenta después de estar tirado horas y horas en posición horizontal y con el cerebro apagado, por un precalentamiento y un aterrizaje suavizado... unas palabritas, una frase ensayada una y mil veces que solo es el poner en marcha el motor para levantar el cuerpo y arrancar "5 minutos" después.
Existen diferentes maneras de usar el snooze, todas ellas catalogadas según la cantidad de veces que se lo apriete:
- Hay quienes ajustan la hora del despertador 9 minutos antes del horario que se quieren levantar, de manera de levantarse al segundo llamado del dictador con números rojos de ocho segmentos. Categoría conocida como mono-snoozeadora u homo-snoozeadora (homo, porque solo los putitos usan este método)
- En segundo lugar, se encuentran quienes admiten que disfrutan remolonear una media hora en la cama, entonces ajusta el reloj de manera que más o menos les regale ese tiempo (alrededor de unas 3 veces de snooze). Esta categoría se conoce como tricota, y fue descubierta por el científico alemán Gert Mittring
- La última de las categorías, conocida por su nombre en francés mimport trêe soret (en español no me importa mucho), se refiere a quienes ponen el despertador un rato antes del horario de levantada ideal, pero apagan el snooze una cantidad indefinida de veces. Yo, por ejemplo.
Tengo medido exactamente cuánto me lleva realizar cada una de las tarea que realizo desde que me levanto hasta que llego a la oficina (esto será seguramente materia de otra reflexión...) y sé que tengo que abandonar la cama una hora antes del horario en que quiero estar sentado en mi escritorio. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Me levanto 8.27, estoy sentado 9.27 y así.
Entonces, pongo invariablemente el despertador a las 7:00 am. Por las dudas, refuerzo con el celular a las 7:15 am (en algún momento iban los 2 al mismo tiempo, pero me ponía los nervios de punta no saber cuál tenía que apagar).
Apago intermitentemente el despertador y el celular hasta más o menos las 8 y media.
Sí, Sres., snoozeo durante más de una hora...
Estoy enviciado.
Lo reconozco.
Busco desesperadamente un grupo de autoayuda para adictos al snooze.
Es el mejor botón del mundo (junto con el de "canal anterior" del control remoto... próximamente en este blog)
Esta manía, me llevó a pensar en cómo sería el snooze ideal y creo que éste sería uno que vaya decreciendo el tiempo entre despertada y despertada de manera lineal, hasta hacer imposible no despertarse.
Empezaría por media hora.
Pongo el despertador, suena, snoozeo y por media hora no me molesta nadie.
Un sueño de media horita. Casi una siesta.
Pero cuando vuelve a sonar y lo vuelvo a snoozear, pasan solo 20' hasta la próxima despertada.
Otra siesta y esta vez el despertador se apago por solo un cuarto de hora...
Es cada vez más difícil conciliar un sueño profundo, pero con gran esfuerzo se logra.
Otra vez el demonio hecho programa de radio y el snooze que detiene el ruido por solamente 10 minutos.
Será que el mundo se detuvo por esos 10 minutos o acaso solamente se silenció y se le volvió a subir el volúmen un rato después?
Sea como sea, el snooze cada vez tiene menos eficacia y esta vez logra solo 5 minutos de paz.
Suena la radio.
La temperatura, un llamado de algún Anibal de Florencia Varela y esta vez el snooze que no obedece.
El despertador ya no se puede apagar.
Este cuerpecito está destinado a abandonar la cama y encargarse de lo que toque un día más de esta vida.
Por supuesto que el día va a ser una reverenda cagada.
Estuve peleando con el despertador del orto y ese snooze desquiciado por más de una hora... con qué humor querés que me levante, che?!?!?!
Con el peor, claro!!!
Vieron que no es fácil este tema.
Entiendo que los 9 minutos habrán surgido de algún tratado internacional como el de Kioto, el de Tokio o el de Okito.
Sea cual sea el convenio que le dio origen al número mágico, yo seguiré haciendo lo que mejor sé hacer: poner el despertador a las 7, para despertarme a las 7.30, snoozear hasta las 8.15 y preguntarme hasta las 8.30 "me baño ó me lavo un poco el pelo y duermo 10 minutitos más?"
Recomiendo este otro blog, para seguir el tema (only in English, sorry!)
Y esto (en español..)
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