martes, 12 de agosto de 2008

Cuestión de piel

No me hago querer en los países. Lo sé. Me cuesta hacerme querer en mi Buenos Aires querido, menos me van a recibir con los brazos abiertos los mozos, botones, choferes y recepcionistas de países bananeros vecinos.

Lo tengo asumido y si hiciera terapia, seguro que tengo otro montón de temas para elaborar antes que éste. Créanme.

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Nadie es profeta en su tierra




Cuando uno sabe que va a pasar un tiempo en un país que no es el propio, puede adoptar una de 2 posturas: A) o se mimetiza con el lugar, comiendo las cosas típicas, hablando como hablan los nativos y viviendo sus costumbres; o B) hace fuerza para no dejar de ser nunca quien es, rechazando comidas extrañas, burlándose de costumbres y palabras graciosas.

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