Si tuviera que nombrar mis hobbies, sin duda incluiría la Cocina y la Fotografía.
Hasta hoy creía que eran 2 hechos completamente aislados, pero amanecí con la siguiente reflexión que las hermana para siempre:
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Anteojos de Sol: mi única condición para comprarlos era poder probar como me quedaban. Me encontré con el vendedor en una esquina y me llevó a una farmacia a 3 cuadras de ahí, que tenía un espejo en la puerta. Los anteojos los iba sacando de los bolsillos del pantalón. No me animé a no comprarle.
Pelotitas de ping-pong. Precio de las pelotitas: $1 cada una. Por ese precio, no podía comprar una sola. Compré $20 en pelotitas (20 pelotitas) y me cobraron $10 el envío. Como era de esperarse, las pelotitas son extremadamente inútiles, deformes y duras: parecen de metegol.
Lector de tarjetas de memoria. Pagué por el lector $8. A plata de hoy, u$s 2. Envío incluído. Por ese precio, con que no se prenda fuego el USB cuando lo enchufo a la computadora me conformo. Ahora, si se prende fuego la computadora, serán los peores $8 que gasté en mi vida.
Etiquetas: el mal entendido progreso, experiencias
No recuerdo otros 40 minutos de mi vida donde haya hablado tan poco.
Ni siquiera en el cine.
Tampoco tengo memoria de que en la historia de la humanidad haya existido una entrevista de trabajo donde el entrevistador habla sobre su experiencia laboral en vez de preguntársela al entrevistado.
Mucho menos hay registros de haber ido voluntariamente a una reunión para que me critiquen cómo me siento en la silla, cómo me peino, el color de la camisa, haber sido demasiado sincero en mi Currículum.
Voy a tener que pasarle el teléfono del neuropsiquiátrico donde me interne, por si el Sr. considera que es necesaria una segunda entrevista.
Etiquetas: el mal entendido progreso, experiencias, odiados, reflexiones
Sábado 17:00 hs
En una maniobra estúpida vergonzosa e inexplicable, reventé un neumático.
Sábado 17.30 hs
"No, pibe, no tiene arreglo, hay que comprar otra"
Sábado 17.34 hs
"No, no hay otra de esas, imposible de conseguir"
Domingo todo el día
Depresión, angustia, posibilidad de suspender vacaciones (eran con el auto)
Lunes 08.00 hs
"Hola, tienen la goma tal?"
"Bueno, gracias"
Lunes 12.00 hs
"A qué precio?". "Cada una????"
Lunes 17.00 hs
¿Pero no tienen garantías las cubiertas?
Lunes 17.01 hs
No
Martes 08.00 hs
Recuperamos la factura de compra que la tenía Magolla (las cubiertas las compró la concesionaria, una cosa rarísima)
Martes 10.00 hs
Gomería donde se compró: cerrada por vacaciones
Martes 11.00 hs
Otra gomería que podría ser: cerrada
Martes 12.00 hs
Me cago en Michelin que no me atienden por teléfono: Me voy a sus oficinas a prenderlas fuego
Martes 13.00 hs
Fin de la discusión acalorada con el Sr. Michelin: me reconocen la garantía de forma milagrosa aunque no tenga un solo papel que la acredite. Llorar en frente del sujeto seguramente colaboró.
Martes 14.00 hs
Gomería en el centro. Cambiamos la cubierta.
Martes 15.00 hs
Luego de haber conseguido lo que conseguí, con lo que me costó, con todos los pronósticos al respecto en contra, siento como si mi miembro hubiera engrosado al menos un 40% y crecido de largo otro tanto.
En los últimos días recibí al menos 35 mails relacionados con San Valentín: desde restaurantes que ofrecen un menú ad hoc, sitios de revelado online que ofrecen unas tazas con fotitos "ideales para regalar a tu enamorado", tipos que venden aceite de oliva, hoteles, heladerías y hasta un mail de Apple de título "Suena a amor. Este Día de los Enamorados, regala un iPod"
Estoy esperando ansioso algún mail de una funeraria con ofertas especiales.
Es el único rubro que me falta.
Etiquetas: el mal entendido progreso, experiencias, odiados
Habiá una época en la que me confundía a Glenn Close con Meryl Streep todo el tiempo, como quien confunde a Pacino con DeNiro.
Después de haberla visto en 4 de las últimas 5 películas que vi, ya lo tengo más claro: la que aparece en cuanta película hay, es Meryl Streep; a la que le fue como el orto es Glenn Close.
Etiquetas: reflexiones
Bueno... puede ser un lugar donde se va a tomar un café con 2 medialunas a la mañana temprano, pero también es un bolichón de dudosa reputación donde la gente va a copetear como parte de un evento social (cumpleaños, ponele) y si pide un café con aunque sea 1 medialuna, queda como un boludo.
Los problemas que esto puede sucitar son como el siguiente:
Mujer celosa: Dónde estás, m vida?
Esposo boludón: En el bar de la esquina...
Mujer celosa: BORRACHO!!! HIJO DE PUTA!!! NO VUELVAS MÁS A CASA!!! ¿¿¿TOMANDO ALCOHOL A LAS 10 DE LA MAÑANA??? LA PUTA QUE TE PARIÓ!!!
El esposo boludón muere atragantado con la media luna mojada en café con leche...
Digo yo, no había otra combinación de 2 consonantes y una vocal intercaladas que pudieran identificar a alguno de estos 2 lugares y evitar así este tipo de inconvenientes? No te digo "sal", porque ya significa otra cosa, pero debe haber otra, che...
Algún problema debe haber con esto de los barcitos. Por que también se le dice confiterías, pero las confiterías son las panaderías, que a veces venden de todo menos pan y el pan se compra en el supermercado chino.
Esto es un quilombo.
Etiquetas: frases y palabras, odiados, reflexiones
¿Qué hace la mujer que limpia el baño de la oficina, después de su pasada de excesiva lavandina y trapo de piso?
Cierra la tapa (no solo la que se mea, también la que no tiene agujero alguno) indicando pureza, pulcritud, virgnidad y limpieza a fuerza de cloro y espuma.
¿Y qué hace el Sr. que se acerca al baño de la oficina a dejar la vida luego de un opíparo almuerzo que incluía al menos plato principal y postre, seguramente con papas fritas en el primero de los casos y alguna variante de crema o chocolate en el segundo?
Luego de cagarse la vida y al notar que no todo logró escaparse con la descarga producida al accionar el botón, cierra la tapa con algo de vergüenza pero no despojado completamente de orgullo, disfrutando sentirse más liviano y olvidando casi por completo que luego alguien más deberá hacer uso de ese mismo puesto.
¿Qué hace entonces, el ser humano común, el humilde trabajador que luego de una extenuante jornada laboral prefiere pasar por el inodoro semi-público ante el riesgo de que el viaje en subte se demore más de lo habitual o que lo que ahora son incipientes ganas se transformen en un grito ensordecedor que lo obligue a pensar en sacrificar alguna de sus prendas íntimas?
Se acerca al baño, claro, de manera hasta festiva y con una inocencia que roza la infantilidad levanta la tapa sin agujeros con el objetivo de limpiar la que habitualmente se mea y sentarse ahí por un rato.
Ingrata es su sorpresa al descubrir que lo que pensó que estaba cerrado por motivos puros y pulcros no era más que el escondite de una montaña asquerosa de deshechos radioactivos y papel que difícilmente sirva para ser reciclado en el futuro próximo, un olor pestilente y nauseabundo que no lo deja pensar ni dicernir con claridad cómo debe reaccionar ante tamaña sorpresa.
Digo yo, ¿no debería haber algún código menos confuso para identificar un trono recién lustrado de uno que roza la de clausura?
Pasa lo mismo que con la luz de giro de los camioneros en las rutas, cuando uno pone el guiño para sobrepasarlo y por sus señas no sabe si el camino está despejado o es recomendable quedarse en su propio carril para evitar un choque frontal: ante la duda, vaya a cagar a su casa.
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