lunes, 18 de febrero de 2008

La vida no es un carnaval

El corso me tiene un poco los huevos al plato. Parece ser que los cortes de calle que otrora se organizaban por reclamos sociales, conmemoraciones al respecto del aniversario de algún que otro golpe militar o reclamos más o menos ilegítimos al respecto de que todos los trabajadores del casino tengan para navidad una mesa donde repartir cartas de póquer, ahora se trasladó a absolutamente cualquier cosa.


Si Ud. quiere cortar cualquier calle de la Ciudad de Buenos Aires un domingo a la noche cuando la gente está volviendo a sus hogares para descansar y poder relajarse para la semana que viene, alcanza con que junte a 13 ó 14 ridículos como Ud., les ponga un traje con tachas y colores llamativos y cada uno se consiga un silbato o una matraca para organizar una especie de carnaval carioca pero sin casamiento antes. También es importante que a este pequeña organización se la distinga con un nombre compuesto por un sustantivo y un adverbio de lugar (ej: Los maricones de Palermo, Los boludones de Lugano, Los fascistas de Recoleta, Las gatafloras de Microcentro, etc.)



Desde hace mucho tiempo, siempre que llegamos más o menos a Diciembre o Enero, arrancan los reclamos por el tema del feriado de Carnaval. Resulta que los que los reclaman, paradójicamente, son aquellos que no tienen nada que hacer en su vida más que perder días enteros frente a la legislatura reclamando que 2 días al año para hacer lo mismo que hacen todos los fines de semana durante todo el verano. Parecería ser que la gracia de hacerlo un día de semana, es tratar de cagarle la vida a la gente lo máximo posible, porque no alcanza con lo que logran los domingos cortando todas las avenidas más importantes de la ciudad.

Me pregunto: para que aplique el concepto de "feriado", uno no debería tener un laburo al menos? Estos vagos que reclaman vestidos de monigotes y golpeteando tambores... de qué necesitan un feriado???? Que país...



Cuando yo era chico, las bombuchas llenas de agua estaban a la orden del día durante todo el verano. Todo una técnica para inflarlas grandes o chicas, con aire o sin aire y tirarlas con la distancia justa.
Estamos hablando, de cuando tenía menos de 10 años. Ya a los 11 me daba la sensación de que era medio de pendejo y lo dejé. Los que tienen 28 y se corretean con una bombucha en una mano y un desodorante de espuma en la otra, qué onda? Hasta qué edad está bien mojarse con la espuma como un boludo?

Me parece, que alguien tiene que ponerle un freno a toda esta paparruchada de los carnavales. Si vos me decís que le vamos a meter onda como en Río, con concursos, minas en bolas que rajan la tierra y mucha producción, me prendo.
Ahora, si el "Carnaval Porteño" van a ser 54 giles del barrio, cortando San Juan y Boedo el domingo desde las 5 de la tarde a las 11 de la noche, de los cuales 11 bailan, 3 tocan el bombo, 6 toman mate sentados en una reposera y el resto se preocupa más por que no se le llenen las chancletas de espuma que de mirar el "espectáculo", prefiría que lo vayamos cortando.

Si acaso vaya a haber un plebiscito, para decidir que hacemos con el Carnaval, les voy dejando mi voto... que se vayan todos !

2 comentarios:

Anónimo dijo...

doy otro voto a que se vallan por otra razon por lo los ladrones aprovechan el tumulto de gente para robarte

Pablo dijo...

Me río mucho con tu blog.

Este post es sensacional.