lunes, 1 de febrero de 2010

La tapa sorpresa

¿Qué hace la mujer que limpia el baño de la oficina, después de su pasada de excesiva lavandina y trapo de piso?

Cierra la tapa (no solo la que se mea, también la que no tiene agujero alguno) indicando pureza, pulcritud, virgnidad y limpieza a fuerza de cloro y espuma.



¿Y qué hace el Sr. que se acerca al baño de la oficina a dejar la vida luego de un opíparo almuerzo que incluía al menos plato principal y postre, seguramente con papas fritas en el primero de los casos y alguna variante de crema o chocolate en el segundo?

Luego de cagarse la vida y al notar que no todo logró escaparse con la descarga producida al accionar el botón, cierra la tapa con algo de vergüenza pero no despojado completamente de orgullo, disfrutando sentirse más liviano y olvidando casi por completo que luego alguien más deberá hacer uso de ese mismo puesto.


¿Qué hace entonces, el ser humano común, el humilde trabajador que luego de una extenuante jornada laboral prefiere pasar por el inodoro semi-público ante el riesgo de que el viaje en subte se demore más de lo habitual o que lo que ahora son incipientes ganas se transformen en un grito ensordecedor que lo obligue a pensar en sacrificar alguna de sus prendas íntimas?

Se acerca al baño, claro, de manera hasta festiva y con una inocencia que roza la infantilidad levanta la tapa sin agujeros con el objetivo de limpiar la que habitualmente se mea y sentarse ahí por un rato.


Ingrata es su sorpresa al descubrir que lo que pensó que estaba cerrado por motivos puros y pulcros no era más que el escondite de una montaña asquerosa de deshechos radioactivos y papel que difícilmente sirva para ser reciclado en el futuro próximo, un olor pestilente y nauseabundo que no lo deja pensar ni dicernir con claridad cómo debe reaccionar ante tamaña sorpresa.


Digo yo, ¿no debería haber algún código menos confuso para identificar un trono recién lustrado de uno que roza la de clausura?
Pasa lo mismo que con la luz de giro de los camioneros en las rutas, cuando uno pone el guiño para sobrepasarlo y
por sus señas no sabe si el camino está despejado o es recomendable quedarse en su propio carril para evitar un choque frontal: ante la duda, vaya a cagar a su casa.

6 comentarios:

Marcelo Kohan dijo...

Menos mal que vino este post, los demás era muy serios... pensé que estaba tomando otro color politico.

Gracias señor que cago y tapo!

eMe dijo...

Uh!
En mi laburo las dos tapas levantadas significan limpieza extrema, y las dos bajas significan "salí corriendo YA!"

De acuerdo con ud., habría que crear un código universal único. Qué joder!

Roger Borratint dijo...

En primer lugar hay que adoptar un espíritu de resignación. Es un baño público, lo más probable es que esté cagado, meado y que haya olor. SIEMPRE debe uno acercarse esperando lo peor. Si está mejor, mejor.

Lo que sí: odio cuando la gente no limpia la frenada de Ayrton Senna. El olor es intapable, y si la pieza central no quiere irse, no se irá; pero la frenada depende de cada uno. Es una cuestión de responsabilidad social y códigos.

eMe dijo...

jajajajajaaaaaaaa
Roger, le dije que ud. me cae bien???

LeO dijo...

Sr. Marcelo: de político nada.
El color en este caso no es de lo más bonito, no importa?

Eme, en su laburo la gente tiene códigos. Ya no quedan lugares así. No están contratando gente?

Roger, esto es un baño público. Es un baño semi-público... es peor todavía. Tampoco sé si da para apelar a la escobita en el baño del laburo, eh.

Roger Borratint dijo...

Si Chuck Norris nunca dijo esto, debería haberlo dicho: "Para limpiar esta ciudad de bastardos, alguien debe ensuciarse las malditas manos".

¿Qué quiero decir con esto? Que si no hay escobilla la frenada de Ayrton se saca con dos cosas: papel y giénico. Porque para limpiar, hay que ensuciarse. Yo en mi propio hogar limpio mi propia mierda así, porque considero antihigiénico tener una escobilla llena de excremento al lado de mi inodoro.

En fin, menos mal que metió otra entrada, sino esto ya se encaminaba raudamente hacia el lado de los tomates.

eMe: usted también me cae bien a mí, sépase.