martes, 20 de abril de 2010

Prohibido salivar, sacar los brazos por la ventanilla y cagarse en los demás en época invernal

Igual que cuando hay una cola y la gente que necesita atravesarla elige hacerlo siempre por delante mío, en todos los viajes en subte se sienta al lado mío una desquiciada que en vez de sacar un libro o la revista Ohlalá! o mensajear frenéticamente a una amiga igual de idiota, decida sacar un esmalte para uñas.

¿Qué le pasa en la cabeza a las que se pintan las uñas en un medio de trasnsporte público?

Apoya una mano en la cartera, agita el frasco, se escucha el clásico claclá-claclá y lo destapa sin ninguna vergüenza para empezar a pintarse las uñas como si estuviera en una paqueta peluquería de su barrio.

Las mujeres parecen tener una hormona que las inhibe de la alucinación cuando están expuestas al olor del esmalte para uñas, hormona que quizás también esté involucrada en cagarse olímpicamente en la hora, el lugar, la cantidad de aire disponible y los demás habitantes del Universo al momento de pintarse la punta de los dedos.


A pesar de sufrirlo, nunca me animo a decirle nada... sé que me va a mirar mal, probablemente me conteste con un insensible "qué te molesta?" y continúe como si nada.
Tal vez lo cierra pero seguramente murmure durante el resto del viaje: "la última, ahora una no se puede pintar las uñas tranquila... será posible...".
Pienso en la posibilidad de que una loca de estas me de vuelta el frasco en la cabeza y me descompongo de los nervios.

Ante la imposibilidad de la palabra, recurro al poder mental y trato de modificar su incoscientemente su cerebro para que revierta su accionar. Cierro los ojos, la miro de reojo y pienso fuerte "Ojalá se te corra, conchuda."

Por ahora no dio resultados, pero no pierdo las esperanzas.

8 comentarios:

Madame Lulu dijo...

piense bien fuerte con un poco más de maldad, ojalá se te corra y se te caiga todo elfrasco y se choree sobre tud medias, y si eso no resulta un empujoncito distraido y se acabó.

Madame Lulu dijo...

igual la época invernal todavía no llegó

Roger Borratint dijo...

Cómo me gusta el olor a esmalte. En esta no puedo bancarlo don LeO.

Lola dijo...

Hay cosas peores, que aunque no tengan olor, son más desagradables: yo las he visto depilándose las cejas y el bigote. Pero es que ya no tienen vergüenza?!
Más allá del olor y de lo molesto que es, tienen suerte las hijas de puta, porque si se pintan siempre es porque no se les corre, y yo no puedo creer cómo es que agarrando la cartera y caminando consiguen que no les pase. Si lo llego a hacer queda la evidencia en toda mi ropa.
Me descargué.

El MeLLi dijo...

¿Y los que se clavan una tarta de acelga en el bondi?

Eso si es ser desubicado.

LeO dijo...

Lulú, voy a atender sus consejos.

Roger, lo suyo empeora día a día...

Lola, no se sienta impedida de incluir gente a la que detesta, eh. Esa gente también me genera repulsión, pero de última uno se puede dormir y no se entera.

Melli, coincido con su apreciación. Hay gente que abre el taper como si estuviera en el banco de una plaza... estamos todos locos?

Rondita dijo...

Una vez se me ocurrió sentarme a pintarme las uñas en un subte, era un rojo carmesí divino, lástima que eran las uñas del pie y en con los zapatos mucho no se notan. La cosa es que me perdí en un mar de concentración de elegancia y cuando llegue a mi querida parada de pelegrini a las 9 menos diez de la mañana no había nadie en el vagón. Será que los repelió el olor a esmalte? O fue la impresión de ver mi uña encarnada color bordó que sangra y supura con el calor? Mi mujer me dijo que para la próxima me bañe, que de seguro fue el olor a pata (no saben lo barato qeu están los departamentos en el edificio en que vivimos, zona tóxica lo declararon), pero sigo con la sospecha de que hay muchas personas con alergia al rojo carmesí.

LeO dijo...

Egú, tu mujer está envidiosa de tus dedos de los pies. No hay otra explicación.

Si yo te veo pintandote las uñas solo me queda sacarte fotos... jamás saldría corriendo.