martes, 24 de julio de 2007

De cuando tomé lavandina, y no me morí

Cumpleaños de un amigo. Fuimos a un bar a unas pocas cuadras de la oficina en el Microcentro Porteño. Ya había 3 de nuestros amigos y caemos otros 3 entre los que me encuentro.
Los que estaban ya tomaban Fernet, y se acerca la moza. Se piden otros 2 fernet y yo le pregunto si tenía Ser Citrus o Seven Light.

Me puso cara un poco rara... no sé porqué.

Volvió al rato y me dijo que no tenía Ser, que sí tenía Seven Up. Ante la carcajada de todos porque iba a tomar una gaseosa light en vez de un trago-aperitivo con alcohol le tiré mientrase se iba "pero que venga bien cargada, eh!". Para qué, me pregunto hoy... para qué...

Al poquito tiempo trajo la gaseosa, la abrió ella misma y la sirvió en el vaso. Yo no reparé en si al abrirla tuvo que violar esa especia de "himem" que tienen las botellas de plástico que demuestra su virginidad y ella evidentemente lo notó y no dijo nada.

Cuando me llevé al vaso a la boca, simultánteamente 3 de mis sentidos detectaron algo raro: a la vez que mis ojos notaron que no había la cantidad de gas habitual en ese tipo de gaseosas, mi olfato sintió un fuerte olor a lavandina pero ya era tarde; mis papilas gustativas estaban ardiendo por el sabor de la lavandina que ya estaba tocando la campanita...

Escupí fuerte en el vaso al grito de "esta mierda tiene lavandina". Se la pasé al cumpleañero que estaba al lado mío y me dice "uh, sí, tiene lavandina".
Nótese que nadie dijo "es" lavandina sino "tiene" lavandina.
Entonces, para sacarme ese gusto espantoso de la boca evité usar de nuevo el vaso lleno de producto de limpieza. Me llevé la botella a la nariz y no le sentí olor a lavandina (claro, yo tenía la boca llena de ese producto, era difícil que oliera a otra cosa, no?).
Entonces, tomé un sorbo larguísimo desde la botella de Seven para sacarme el espantoso gusto a producto de limpieza.

Grande fue mi sorpresa cuando descubrí que la botella no tenía ni una sola gota de Seven Up. Ni light ni de la otra: era solamente lavandina.


Volví a escupir todo cual fuente de plaza pública y ante la mirada atónita de mis compañeros de mesa me acerqué al mostrador con botella y vaso y le dije a la Sra. dueña de local: "me acaban de dar un vaso lleno de lavandina. Serías tan amable de darme un vaso de agua o algo". La Sra. se sorprendió y se dió esta conversación:

- En serio? Qué raro...

- No entendiste me parece. Querés que me muera acá?!?!?!?!? Necesito agua!!!

- Sí, sí, perdón, pasá al fondo a la cocina.


Tomé un montón de agua que escupí a chorros, tomé leche (creo que era leche y no cera para pisos) y pasé al baño a enjuagarme mucho la boca). Después fui al hospital por las dudas y para sacarme la duda de que no me iba a morir (al menos no por eso).

Los chicos vinieron conmigo y cuando bajé en la guardia del hospital exageré un poco el estado: temblando y agarrándome del mostrador le dije a la recepcionista "me tomé un vaso de lavandina por accidente..ah... no me siento... ah.. .muy bien..." (No, no estaba excitado).

Me atendieron en un segundo a pesar de que estaba llena la sala de guardia (casi 100 personas) y la médica en poco tiempo dió con el diagnóstico y me dejó libre.


Claro, que no pude escapar a que la Dra., mientras escribía la prescripción médica me pregunte "perdón... pero cómo puede ser que hayas tomado DOS sorbos y no solamente uno?".

"Es que soy un pelotudo y quería asegurarme que fuera lavandina, viste?", pensé.

Solo sonreí.


Otro capítulo aparte merece la participación de mi madre en la sala con el médico y la de la Sra. dueña del bar que mientras los muchachos se levantaban para acompañarme no dudó en correrlos para que no se vayan sin pagar las bebidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

DE LA ANÉCDOTA DE LA LAVANDINA:

SIN PALABRAS...UNA HISTORIA DESOPILANTE, DIVERTIDISIMA Y PARA LA TODA LA FAMILIA!!! LA VOLVERÍA A VER OTRA VEZ...

5 CLARINETES!!!

Anónimo dijo...

Excelente historia, digna de una buena salida con amigos. Y merece ser recordada.