martes, 17 de agosto de 2010

Pericón Nacional

En la manzana comprendida por las calles Reconquista, Bartolomé Mitre, 25 de Mayo y la Avenida Rivadavia de esta bonita Ciudad, se erige la casa matriz del Banco Nación.

Por despropósitos de la vida que no vale la pena comentar, me sentí obligado a acercarme a dicho edificio para pagar el saldo de 2 facturas que solo podían ser abonadas en una sucursal de dicha institución.

Al pasar la puerta sentí inmediatamente como la cuenta de años pendientes del resto de mi vida disminuía al menos en 2 ó 3 y a medida que iba avanzando hacia el escritorio de informes el valor total seguía bajando. Si no me apuraba, iba a morir ahí adentro.
Detrás de la chica de informes se extendía una fila larguísima, y por larguísima me refiero a que había gente apoyada en cuanta columna se vía y hasta donde me daba la vista había cadetes, jubilados, hombres trajeados y mujeres nerviosas con boletas en la mano.

Pregunté por mi destino en ese infierno de la burocracia y la chica sonrió mientras me indicaba la puerta (acaso la más alejada de donde estábamos nosotros) y el nivel al que debía descender "SEGUNDO SUBSUELO".
Después de repreguntar por la puerta, hice lo propio con el número de subsuelo.
Me sentí un pelotudo, pero se lo atribuyo a la falta de aire.

Me costó encontrar la escalera mecánica pero luego fue fácil encontrar el segundo subsuelo: un cartel con letras de molde de un metro de alto no dejaban dudas. Si alguien se copa y pone a la venta esas letras, yo me compro la "L" para ponerle a la puerta de mi casa.

Me acerqué al policía que hacía las veces de Srita. indicadora y tuvo la gentileza de marcarme el inicio de la cola a la que me debía sumar. El final, 150 personas después, lo descrubrí yo solito: La cola daba vueltas al hall central y era muy simpático ver cómo se interrumpía ante cada puerta, escalera o quiosco con alfajores tucumanos que aparecían en el recorrido. La cara de cada nuevo miembro de la fila era un sinfín de emociones que transcurrían desde la euforía de haber encontrado su lugar en ese mundo, hasta la más absoluta tristeza de saber que las próximas 2 horas de su vida transcurrirían dando vueltas al hall del segundo subsuelo.

Había avanzado la mitad del trayecto cuando el Sargento/Srita.de-informes, al grito de UNPAGODO'PAGO' extrajo de la fila a los que teníamos pocas facturas y armó otra fila para agilizar la cosa.
"¿Quién podía tener más de 2 ó 3 facturas?", pensé. Para mi sorpresa la gente iba con 18, 20, 25, 30 facturas cada uno y el cartelito de 30 FACTURAS MÁXIMAS POR PERSONA ya no me pareció tan inútil.

La mitad de la cola ya había desaparecido para disfrutar lo que el Banco les había dejado de vida, cuando una Sra. con el uniforme característico de quienes están sentenciados a transitar esos pasillos marrones hasta la eternidad nos indicó que la cola debía continuar en otro lado. Recorrimos entonces unos 100 metros, agarrados de la mano (un poco para no perdernos, un poco para que nadie se cole) hasta llegar a otra serie de ventanillas donde tras despertar a las cajeras que tenían que empezar a atendernos, la fila empezó a moverse nuevamente.

Todavía, hasta que no me llamaron, no estaba seguro de poder pagar ahí las facturas que tenía. Empecé a ver carteles con amenazas sobre facturas impresas o fotocopiadas (tal era mi caso), que el cambio nunca alcanza (yo no tenía monedas) y empecé a practicar mi cara de pobrecito (por su tuviera que utilizarla ante la caja N° 3).
No hizo falta.
Me atendió un cajero al que ya nada le importaba (ni de mis fotocopias, ni de mis monedas, ni de la vida en general), me cobró y me fui.

"Me fui", es una manera de decir.
Estuve casi media hora hasta encontrar la salida, pero eso es otra historia.

11 comentarios:

Roger Borratint dijo...

Buena parte de las decisiones que tomé en la vida, fueron con el objeto de evitar estos trámites nefastos.

Los policías del Nación se enojan si te olvidás de decirles "Buen día". No importa cuán cortésmente les hables, si no decís esas dos palabras se enojan y te lo dicen. Son nenitas.

Ojalá que nunca más te pase una cosa así. Un buen paliativo es llevarse un libro.

Salud.

eMe dijo...

Eso le iba a decir, hasta que lo dijo ud.: la sensación de que uno no va a lograr salir de allí es realmente desvastadora.

O devastadora, no sé.

Que Roger me corrija y listo.

Anónimo dijo...

"Devastadora"

¿Literalmente agarrados de la mano?

LeO dijo...

Rogelio, nunca dejo de decirle "Buenos días" a un policía. Salvo, claro, que no sea de día donde ensayo un rapidísimo "nasnoche'". Especialmente al que vive parado delante de la verdulería de la vuelta de mi casa.

eMe, por suerte salí para contarlo. Si Ud. puede, evitelo. EVITELO !!!!!


Anónimo, como diría el gran Roger: aquí todo es literal. Salvo algunas cosas, que no lo son.

Roger Borratint dijo...

Encontré un ejemplo fantástico de comentario al pedo, y el motivo muy gráfico de por qué se hizo.

El comentario al pedo que he hallado, es este mismo que estoy escribiendo. Como verán, yo ya no tenía nada más que decir. Advertí que así era, pero sin embargo sentía el impulso por comentar. Ahí me pregunté por qué motivo ocurriría esto, y creo haber dado con la respuesta.

Fíjense que en un momento eMe dijo que yo la corregiría. En ese momento yo ya sabía, obviamente, la respuesta al interrogante, y mentalmente me dispuse a escribirla, pero no sin antes terminar de leer los comentarios. Uno de dichos comentarios consistió en la respuesta que yo había sido llamado a dar. Es decir, la razón de mi comentario se había desvanecido. Sin embargo, el impulso permanecía, y por eso yo tenía la falsa sensación de que debía comentar.

Este extenso comentario al pedo, podría servirles como lección de vida, para saber determinar cuándo es al pedo hablar, y cuándo no.

Espero que les sirva!!

Salud.

eMe dijo...

Yo quiero que Rober ponga una escuela.

Dónde hay que firmar???

Roger Borratint dijo...

Yo le voy a mandar un formulario que arriba dice "pagaré". Usted ni lo lea porque son todas formalidades, fírmeló y me lo devuelve ¿le parece?

Y me llamó Rober!! Rober Gorratint.

eMe dijo...

Bueno bueno RoGertito, no te pongas así que te va a subir la presión!!!

Roger Borratint dijo...

jajajaja, Rogertito sonó muy a pegertito!!

Me cruzo de brazos y me ofendo hasta nuevo aviso.

Listo, ya está.

Salud.

Lila Biscia dijo...

ay! me acuerdo que en una época solo podía cobrar mi sueldo ahi, en ese banco, en uno de los mil subsuelos!
Deben haber sido solo dos, las veces que no me perdi para salir.

LeO dijo...

Luli/lila, bla... entonces sade qué hablo. Habría que entrar con cantimplora.