lunes, 17 de septiembre de 2007

La otra tarde vi llover...

Vi gente correr
y no estabas tú...


Llegué a la triste conclusión de que la lluvia es una mierda.

Pero esto no lo siento así desde siempre.
Incluso cuando era más chico, no sé, 15 tiernos añitos ponele, disfrutaba como un loco la lluvia.
Es más, las lluvias de verano eran una aventura, de andar con pantaloncitos cortos y remera, mojarse más que en una pileta e incomodar a cuanto viejo se podía sentándose medio arriba de la cola del piloto, que quedó a medio desacomodar en el asiento de al lado del colectivo.
Será que en aquella época no tenía celular, que si se moja medio que hay que tirarlo a la basura.. O tenía una de esas billeteras de lona, que adentro tenían solo pavadas y pocos billetes (a decir verdad, muchas más monedas que billetes) así que si se empapaban uno no sufría tanto... La ropa era lo de menos. Qué pantalón cortito no se seca en apenas un rato?

Ahora resulta que caen 2 gotas y ya estoy puteando. Nunca que se larga, tengo un paraguas encima. Y si de casualidad hay un paraguas por ahí dando vueltas, seguro que piso una baldosa floja y me embarro la gamba hasta la rodilla. Tanto hacer malabarismo me meto las manos en el bolsillo para que no se moje el celuar, ni se arruine la billetera tan linda de cuero, tratando de no resbalarme porque si agarro envión no me para nadie (tengo las manos en los bolsillos, a no olvidarse) y seguro que la gran mochila impermeable que me costó un ojo de la cara (pero que valió la pena, porque es impermeable!!!) deja de serlo cuando llueve como si fuera la última vez.

Tengo un montón de chistes de lluvia
- Llueve como en España: de arriba para abajo
- No llueve más... ni menos, llueve igual que antes
- (lloviendo a más no poder) No sabés si va a llover hoy?
- 2 gotas más y llamo a Noé para que me venga a buscar en arca.

La cara de culo que puedo poner si alguien me llega a decir alguno de estos chistes cuando estoy empapado hasta las tarlipes, tiritando de frío, despeinado, con el celular a medio sonar, los pañuelos descartables arruinados, las 2 botamangas embarradas y mi mochila hecho un colador...

Cuando de chicos aprendimos el ciclo del agua, que se evapora, forma nubes, llueve, llena lagos, se evapora y empieza de nuevo, se equivocaron.

El verdadero ciclo de la lluvia es: de chico te retan, para que no te mojes ni te enfermes, de joven te mojás y te enfermás y re retan por eso y de viejo choto, cuando ya nadie te reta y podés hacer lo que quieras, lo que querés es que no llueva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comentario social: un par de asados atrás, en la casa de mi padre, hice comentarios parecidos a los tuyos en la mesa. De cómo odio la mojadez, llegar al laburo empapado, zapatos mojados y sobreviniente gripe. Insabiamente, como todas sus reflexiones, mi padre respondió: "Eso porque sos pobre, yo voy a trabajar en alguno de mis dos Mercedes y tengo un piloto espectacular y muy caro que impide que me moje, no como vos que vas en colectivo y tenés un paraguas de 10 pesos comprado en Coto". Macanudo mi viejo. ¿Será el disgusto por la lluvia otra brecha que divide a ricos y pobres? ¿O será, una vez más, querido Leíto, algo que solamente nos afecta a vos ya mí, porque somos dos viejos chotos?

Un abrazo muy sequito,
Pachi