lunes, 9 de noviembre de 2009

Una de cal y una de arena

La buena: Después de mucho tiempo, volví a correr. No importa cuánto, no importa a qué velocidad, no importa cuánto me costó, no importa las pocas ganas. Volví a correr y me hizo sentir groso.

La mala: no creo que pueda mover las piernas por los próximos 40 días...


Cuando era más joven y rollizo, iniciaba frecuentemente dietas mágicas y autodidácticas, con el objetivo de dejar de serlo (rollizo, lo joven se me quitaría solo).

Todas esas dietas tenían la misma particularidad que el suceso de hoy: empezaba EL día cambiando gaseosa por agua y paquete de galletitas por una barrita de cereal y ya me sentía más liviano.
A la tarde, siempre alrededor de las 16.00 hs, la baja presión y la amenaza de mareo se apoderaban de mí y solo podía abandonar ese estado con una Coca con todo su azúcar y un par de alfajores bien atragantados...


En fin, la vida sana me dura poco.



No sé para que se inventó el televisor a colores con lo bien que se vive la vida en blanco y negro

1 comentario:

eMe dijo...

Miles de mujeres se sienten más acompañadas. Sépalo.