miércoles, 14 de octubre de 2009

Don´t worry, be hippie

Lo ideal para los pies, son zapatillas de lona que supieron ser blancas, gastadas a punto de deshilacharse, con cordones casi negros marcados por el tiempo y el uso.
Parecería ser que se compran así, porque nunca vi a ninguno con zapatillas blancas nuevitas.
O será que cuando se las compran las usan primero en la casa para ensuciarlas y después las sacan al mundo?

No importa la época del año, la temperatura ni la humedad, la ocasión ni el ámbito: los pantalones siempre son los mismos. Preferentemente serán jeans de marcas que ya no existen, arrancados con los dientes los dobladillos o enrollados en sus botamangas. También sale mucho el pantalón denominado "pulgoso" que no es otra cosa que una bolsa de arpillera pintada con rayas verticales de colores que hieren los ojos al mirarlos con detenimiento.

Las remeras con inscripciones ilegibles de dudosa convicción y los pulloveres de alpaca, con dibujos de llamas y guanacos se suceden con asombrosa descordinación. En verano, todos con el pullover coya. En invierno, apenas una remerita del Che.

En el caso de las mujeres una cartera sin grises en cuanto a sus dimensiones (enorme o minúscula) pero siempre de hilado artesanal y colores que NO hagan juego con el pantalón, cruzada sobre el pecho.
En el caso de los hombres, lo mismo... pero con el nombre de morral.



El cuello por lo general viste un adorno realizado en algún tipo de cuero oloroso pero "muy natural, muy de la tierra", algún hueso/diente de animal místico o un pañuelo con ribetes plateaditos y un nudo a punto de estrangular la nuez. Aquí no hay distinciones de sexo y todos los accesorios serán unisex, resultando tan repulsivos en hombres como en mujeres.

El pelo requiere un párrafo aparte (que será el próximo, claro).

El pelo suele estar debidamente zurcado por rastas mal hechas, ya sea que hayan sido enraizadas hace largo tiempo ya y el descuido y la falta de mantenimiento las haya converito en esa mierda que son hoy o que se haya puesto el cuero cabelludo a merced de un amigo "con buena vibra" pero con menos motricidad fina que la mínimamente requerida.
Parece que está mal visto andar con una rasta más o menos decente, entonces más vale hacerlas mal de una o esconderse debajo de una vincha hasta que la rasta se desmejore notoriamente y recién ahí descubrirse la capoccia.

Mejor ni me meto en el tema del olor, el contenido de las carteras/morrales, los libros, los billetes todos arrugados, la manera de caminar y lo que fuman porque se pudre.

En líneas generales, parece que estos especímenes buscan destacarse por el solo hecho de hacer las mismas cosas que el ser humano normal (vestirse, comer, peinarse) pero mal.

Muchachos, cortemos con la boludez: todos sabemos que cuando llegan a casa se sacan el disfraz y la peluca, se ponen las Havaianas y un shorcito de fútbol Adidas para luego poner las patas arriba de la mesa ratona y ver RSM con una cocucha fresca y unas talitas.

Basta de jugar a ser hippies... con esa actitud solo se van a levantar a minas mugrientas.
Y peludas.

1 comentario:

eMe dijo...

Jajajajaaaaa muchas veces pensé lo mismo!!!

Es un misterio para investigar!