Esa facultad me resulta distante por un sin número de razones.
Para empezar la educación pública no es lo mío: mi pasaje por la UBA no tuvo escasa duración, fue aún menos fructífera y todavía menos gustosa ni agradable.
Las Ciencias Sociales quedan lejos de mi especialidad relacionada con los números, las abstracciones y lo técnico.
La humedad de las aulas, los carteles que empapelan las paredes y los hippies que llenan cada rincón, me generan (un poquitín) de rechazo.
Estaba ahí con un objetivo puntual: la obtención de preciados papeles por duplicado.
Eran apenas pasadas las 4 y la cola ya incluía al menos 10 personas.
Los minutos pasaban y las puertas no se abrían.
Se empezaban entonces a escuchar las primeras arengas de rebelión en forma de indirecta al aire.
"Son las 4.15 y no abren. A qué hora piensan abrir?"
"Están ahí adentro seguro".
Empezaba a imaginarme metido en una movilización de esas a la que son tan propensos por estos lares y no podía dejar de temblar. Justo yo, que ni siquiera me peleo cuando me cagan para subir al subte y prefiero quedarme en el molde, me estaban induciendo a un conflicto armado por una causa que no era mía.
La temperatura iba subiendo y los coleros de a poco me iban convenciendo.
Llegué a un punto de reflexión donde si me ponían en la mano una bomba molotov, la hubiera estrellado contra los vidrios de la "Oficina de Alumnos".
Por suerte empezaron a prenderse las luces... comenzaron a abrirse las puertas de la Oficina 200 y los ánimos de guerra empezaron a amainar.
40 breves minutos después se dignaron a atenderme, me lleve mis papeluchos y juré no volver a entrar a esa facultad endemoniada.
Al menos, hasta que me vuelvan a pedir un favor.
martes, 13 de octubre de 2009
Oficina de (no) alumnos
Etiquetas: experiencias, odiados, reflexiones
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2 comentarios:
es un favor para cartera de dama o bolsillo de caballero?
cartera de dama... un pollerudo
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