Hoy fui al gimnasio SOLO.
No me refiero a que haya ido sin nadie que me acompañe.
No me refiero a que no compartí con nadie la rutina.
Estaba SOLO.
Pasé la tarjetita y no había nadie en la PB haciéndose el rudo, poniendo cara de que estar por morir. En el vestuario era el único.
Preocupado porque hubiera un cartel indicando que (otra vez) no había agua caliente o que las máquinas me electrocutarían, pregunté qué onda.
Me explicaron algo como que estuvo cerrado justo hasta antes de que yo entrara o algo así.
No lo recuerdo bien porque la felicidad me embriagaba.
Me imaginaba corriendo en la cinta sin el olor de ningún vecino, sin desviar la vista en ninguna gorda con ínfulas de doncella y la tanga clavada hasta la gargante, rajándome sutiles pedines km a km...
Me vestí rápido (sin nadie que me molestara en los bancos aledaños), dejé mi traje y mi mochila y me compré una Gatorade para festejar.
martes, 27 de octubre de 2009
Soy leyenda
Etiquetas: experiencias, odiados
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3 comentarios:
que placer un gimansio para usted solito!
Con qué poco ud. es feliz...!!! Lo envidio, sépalo.
Ud. hablan de placer y de felicidad y yo les recuerdo que FUI AL GIMNASIO.
En todo caso sufrí un poco menos que de costumbre, pero tampoco la pavada.
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