viernes, 31 de julio de 2009

Dr. en Morbosidad

Uno cree que los dentistas son morbosos porque se dedican a meterte las manos en la boca, tienen aparatos diseñados especialmente para que el paciente sufra y ante el pedido de anestesia opinan que "no hace falta, es un pinchacito nada más".

Todo eso es cierto, pero es lo de menos

La verdadera morbosidad de los odontólogos se ve en pequeños detalles.

- Nunca te atienden en horario. Hacen lo imposible para que se acumulen pacientes (y con ellos el dolor, el sufrimiento y los nervios) en la sala de espera. Sobre todo cuando saben que tienen un paciente para conducto y lo van a ser gritar como si le estuvieran metiendo un taladro en la boca... (cuac!)

- Siempre hay un reloj a la vista del paciente adentro del consultorio. Esto no es un hecho menor ni azaroso. Está puesto a propósito para que cuando el Dr. diga "te dejo así un minutito y ya vuelvo" uno pueda comprobar que en realidad se está ausentando por más de 40 minutos. Seguramente cuando vuelva ya no voy a poder respirar ni tener saliva suficiente para mandarlo a la concha de la lora. Ese es su objetivo, claro.

- No importa qué temperatura haga afuera, el consultorio del dentista siempre tiene una temperatura incomodante: cuando hace frío, la calefacción se pone a límites infernales que hacen que uno transpire muchísimo más de la cuenta (además la lámpara en la cara, sus manos en la boca, el dolor omnipresente). Cuando en la calle hace calor, el aire acondicionado se ubica justo para que acostados en la silla nos quedemos duros al retorcernos en busca de evitar que nos arranque un pedazo de labio. No hay manera de salir de su consultorio y no agarrarse una pulmonía.

- Los nombres de las cosas son atemorizantes: los elementos son torno, amalgamador, cavitron, micromotor con contrangulo y así sucesivamente. Sus maneras tampoco son las mejores "hay que hacer exodoncia de una pieza", "es necesario recurrir a endodoncia", "el tratamiento de conducto empieza luego de arrancar el nervio".


Están todos locos????

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